Admiro a las mujeres optimistas, aquellas que son capaces de ver oportunidades en todo tipo de situación.
Que han aprendido a darse amor ellas mismas, se dan besos, abrazos, caricias y si así lo quieren, también placer.
Que dedican tiempo a sí mismas, se cuidan, se nutren bien, descansan, ejercitan y buscan salud en todo: pensamientos, relaciones, pasatiempos, trabajo.
Que se visten y se arreglan para ellas mismas, no para el halago, ni para sentirse más que otras o por temor a verse menos que otras. Ven al espejo y sonríen. Se gustan.
Que sonríen, y regalan alegría por donde van, son capaces de iluminar cualquier lugar con su sonrisa y son generosas, amables y cálidas.
También admiro a las mujeres fuertes, firmes, disciplinadas. Aquellas que saben usar su voz, su mirada y sus gestos para poner orden cuándo es necesario y también logran ser asertivas, empáticas y dulces según la situación.
Admiro a las mujeres que rompen el silencio y piden ayuda, y una vez libres y seguras, son esa mano para todas aquellas que aún no alzan su voz y tienen miedo.
Que si ven un abuso, una injusticia se involucran, si es riesgoso para ellas, piden ayuda pero no son indiferentes, ni pasan de largo. El mundo es más seguro con ellas cerca.
Que no se precipitan en juzgar y siempre tratan de comprender mejor las circunstancias y herramientas que otros tienen o no tienen y si quieren conocer una historia, es para entender de qué mejor manera pueden ayudar.
Que no usan su belleza física para seducir, les tiene sin cuidado, lo ven como un azar de la naturaleza y no como motivo de privilegios, anhelan ser vistas y valoradas por quienes son y su integridad como ser humano.
Que siempre están aprendiendo, retándose, enfrentando sus temores, leen, se educan, crecen y siguen así para siempre, con la curiosidad innata de la infancia hasta el último día de sus vidas. Si no saben algo lo dicen, y si se equivocaron, piden disculpas.
Que únicamente compiten con ellas mismas, con ser mejores cada día, con sanar, crecer, colaborar, y conectarse con más personas afines para compartir divertidos, amenos y saludables momentos.
Que se visten como quieren y viven leales a sí mismas, a ser autenticas, alegres, comprometidas con sus ideales y sus valores. No permiten que las creencias limitantes de otras personas, las detengan.
Que observan a su alrededor y ven en la vida ajena lecciones valiosas, suman sabiduría observando y saben acercarse a pedir consejo u opinión. Están dispuestas a otros puntos de vista y se nutren de ellos.
Que educan a sus hijos para no necesitarles, ser ellos mismos y hacerse cargo del mundo, elegir en qué ayudar y cómo ser útiles.
Que aman y respetan a los demás, sean quienes sean. Por ser humanos. Evitan etiquetas y no atacan a quienes no son como ellas, ni viven como ellas, o tienen otras creencias, culturas o preferencias de vida.
Que respetan y valoran la naturaleza y tienen conciencia de su huella ambiental, toman decisiones más conscientes y tienen el compromiso permanente de mejorar.
Que son honestas, dicen lo que piensan y lo que sienten, y tratan de hacerlo desde el amor y cuidando las palabras y el tono elegidos. Buscan siempre una comunicación sana con todas las personas, en todos sus roles.
Que no usan el ser mujer para obtener ventajas o privilegios, creen en el mérito y si se dan cuenta que por ser mujer son excluidas o no valoradas, exigen sus derechos de igualdad para ellas o para las demás.
Con cariño para todas uds 🫶🏻,
Lu.
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