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Foto del escritorLubela Parrales

"Los zapatos que no me compré..."


Hace unos días en mi recorrido por todas las ferreterías más conocidas de managua, me enamoré de tantas herramientas y aunque no di gusto a todo lo que vi y me gustó, si compré un par de cosas que necesitaba para ciertos trabajitos en la casa... Fue en esa misma semana que también tuve que buscarle a mi hija sus materiales de entrada a clases, uniformes y zapatos. Cuando estaba en la tienda eligiendo zapatos para ella, volteé a ver qué zapatos habían para mi. Pero en ese momento me dí cuenta de algo: las herramientas que me compré eran esos zapatos que estaban ahí. Y pasé de largo.


"Un serrucho, un cautín, 2 sargentos pequeños,

una broca especial, la espuma abro, el imán extensible,

los clavos para concreto, los toggle bolts para paredes falsas, los rodillos y brochas para pintar,

la grifa para doblar varillas, etc..."

Siempre ha sido así: me voy a la calle a ver cosas para la casa, para mi caja de herramientas, para mi oficina, para mis hijos... y pocas, sino casi nunca, algo para mí. No es por nada, pero me es más fácil encontrar cosas y gastar en todo lo que mencioné antes que en mi.

Por ejemplo, encontrar zapatos cómodos y bonitos sin que se vean de viejita, es un reto. Abundan los tacones, las plataformas y sandalias que al final del día cansan y con el paso de los años deforman los pies. Lo siento mucho pero yo de niña vi muchos pies de ancianas y las historias eran las mismas... y por eso yo sólo busco zapatos cómodos que no me dañen los pies. Hacen falta tiendas para gente como yo... Y si les hablo de mis gustos para vestir pues son sencillos, no me guío por la moda, más bien busco cosas que se combinen con lo que ya tengo, y que no pasen de moda de ser posible. No me gusta tener el montón de cosas y cada cierto tiempo me deshago de lo que no me he puesto ya que he descubierto que mis gustos, aunque simples, han ido cambiando con el tiempo. Si me dejara etiquetar por la mayoría, encajo en "aburrida" pero ya que no me doy por aludida en lo absoluto... me gusta vestirme y ser a mi manera, es cómo me siento más cómoda.

Aun con todo eso, algo ha cambiado: desde hace poco he decidido que sólo compraré aquello que me encante... ya no más cosas que me gusten más o menos, o pensadas para usarlas en algún momento futuro y no concreto. Y es lo que les digo a los vendedores cuando insisten en lo bonito que me queda o lo bien de moda que está algo... "sino me encanta, no lo llevo, lo siento, no insista..." en ese sentido soy el peor cliente: puedo entrar a una tienda, recorrerla visualmente, tocar un par de prendas, fijarme en la tela, dónde fue fabricada, la calidad de las costuras, los botones o zippers y sino me convence hasta puedo olerla.

Hay demasiada ropa hoy en día de mala calidad, pésimas telas y costuras terribles. Prefiero tener poca ropa y buena, que el montón y mala. Es más si estoy corta de dinero, prefiero irme a las tiendas de outlets y con paciencia escudriñar hasta encontrar ropa de buenas marcas y nuevas. El problema es que tengo poca paciencia para eso... es tanta ropa que con solo verla, se me quitan las ganas. En estos lugares lo que si me ha funcionado es preguntar si tienen forros para sofás y ver si le sirven a los de la casa... y de nuevo, pensando en la casa.

¿Cómo se cura esto?

Mentira... la verdad es que me gusta ser así... es la razón por la que cuando estaba sola con mi hija fui poco a poco amoblando la casa, teniendo la cocina al cien (me encantan las cajas y los accesorios para cocinar)... ¿de qué sirve tener el closet lleno de ropa y tantos zapatos que ni quepan ahí? Prefiero mi taladro y todas esas cajitas llenas de tornillos, espiches, armellas, etc para cuando se me ocurre hacer algo. Sencillo: Conmigo gana lo útil y práctico a lo bonito. Me gusta la estética, la simetría, la organización pero no busco lo bonito por si mismo como único atributo.

Así que ya saben... mi clóset está casi vacio, me he deshecho de tanta ropa que por años tuve y nunca me puse más de una vez... precisamente porque no me gusta ir de compras para mi, ni tomarme ese tiempo. Así que por primera vez en mi vida, estoy dispuesta a pensar más en mi.

Ya la casa tiene prácticamente todo lo necesario y más allá (hay casas que ni un martillo tienen, no sé cómo hacen o a quien le piden prestado) y yo aprenderé a tomarme mi tiempo de buscar y elegir solo cosas que me encanten, y si un día me levanto sin ganas de verme bien, no tendré más remedio porque todo lo que tenga me guste. Eso me lo dijo una amiga... y un día lo puse en práctica: me arreglé por llevarme la contraria y terminé sintiéndome mejor. Ojo: Si me sintiera mal todos los días no intentaría arreglarlo con la ropa, prestaría atención a qué me pasa y buscaría como resolver lo que me inquieta.

Los próximos zapatos que me flechen, los compro.


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